PERSEVERANCIA

Como es sabido, la perseverancia es la clave del éxito en la mayoría de los emprendimientos, y puede aplicarse a campos tan diversos como el trabajo físico, el estudio y las relaciones amorosas. En todos los casos, se debe tener un objetivo claro, una meta que justifique el esfuerzo y la dedicación en un período de tiempo generalmente extenso.

A lo largo del camino hacia el cumplimiento de dicho objetivo, la frustración es uno de los peores enemigos de todo emprendedor; para evitar autoconvencerse de que no vale la pena continuar luchando, es esencial estar preparado para los intentos fallidos, que son tan naturales como los triunfos.
Justamente en saber aceptar los propios fracasos como parte integral de la vida y convertirlos en recursos reside el secreto de la victoria. Tomando como ejemplo el estudio de un idioma extranjero, se suele creer que quienes comienzan de pequeños aprenden mejor que los adultos, y que tienen un menor índice de deserción. La explicación más común para dicho fenómeno gira en torno a la edad, alegando que cuanto más joven es una persona, más predispuesta se encuentra a incorporar una nueva estructura lingüística.
Sin embargo, adoptando una visión más constructiva, podemos asumir que quienes se embarcan en un estudio en su madurez suelen cometen un errorque los niños, no. Este elemento contraproducente es el miedo, y se origina en un constante análisis de las probabilidades de fracaso, de la falta de tiempo o de lucidez, en pensar si vale la pena invertir tiempo y dinero en una actividad que, quizás, sea demasiado para nosotros. Los niños, en cambio, suelen encarar el aprendizaje de una manera más pasiva; no necesitan buscar el conocimiento, ya que éste llega a ellos.
La perseverancia aparece en los peores momentos, justo cuando todo parece desmoronarse frente a nuestros ojos; su recompensa, por otro lado, es directamente proporcional a la angustia y la desolación que sentimos antes de adoptarla como actitud para nuestras batallas.
En las relaciones interpersonales, los roces y el desencantamiento son dos elementos inevitables; los años de convivencia sacan a la luz diversas características negativas de las personas que no se evidencian mientras existe una cierta distancia. Muchas veces, ante el descubrimiento de los defectos ajenos, el interés por formar parte de una pareja o de un grupo de amigos decrece; cuando llega este punto crucial de un lazo afectivo, se presentan tres caminos bien diferenciados: el corte de la relación; la negación del problema, que acarrea malestar y frustración; la perseverancia.
Perseverancia

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